lunes, 21 de octubre de 2013

Una mujer debe tener una habitación propia para poder dedicarse a escribir




La primera vez que leí a Virginia Woolf, me sorprendió esta frase con la que titulo esta entrada. 

He de decir que no fue hasta que logré tener mi "habitación propia”, que comprendí a la perfección a qué se refería. 

Y ahora, vamos a lo que vamos.

No. No es que haya estado de vacaciones hasta el día de hoy, si no que he de reconocer que he abandonado el blog, en detrimento de mis páginas de Facebook, que aprovecho para dejaros por si os queréis pasar por ellas.


En verdad, los que seguís este blog desde el principio, sabéis que este debía terminar con la publicación de mi primera novela, ya que el título que lo nombra, “Odisea”, relataba los periplos de mi viaje hacia la publicación de mi primer libro a través de una editorial.

Aquellos que leyeron el tormentoso camino de la novela que supuestamente debía ver la luz y que sigue en uno de mis cajones, pues su hermana pequeña, que se llamó “La Máscara Veneciana” se adelantó a su triunfo, siendo publicada en primer lugar, saben que este espacio se convirtió, al darme cuenta de lo difícil que era publicar, en un blog sobre mis sentimientos más profundos respecto a la vida, la política, o incluso a teoremas filosóficos, que ahora releo, y me parecen algo dalinianos.

Pero esto es lo que es ser artista. Todos tenemos en nuestro interior algo de locura. Sin ella creo que la vida sería demasiado insulsa.

Bien, sirva esta entrada solo para informar que voy a estar un tiempo sin escribir en el blog, (tal como ya anuncié en mi página oficial), para poder terminar lo más rápido posible mi segunda novela, que no deja de ser la segunda parte de la vida de Costanza Contanti, que creo que os debo a vosotros, a ella y a mí misma.

¿Cuándo llegará a vuestras manos?
Pues lamento deciros que desconociendo aún el mundo editorial, no lo sé, aunque espero que muy pronto, ya que tengo la intención de terminarla antes de fin de año.

Ya os iré informando.

Me despido hasta la próxima ocasión con muchos besos, muchos abrazos, y claro está, con mi eterno, Slow Life, que es la mejor forma de vivir esta vida. Disfrutando de absolutamente cada minuto que tenemos.