viernes, 29 de junio de 2012

Los catalanes también tenemos alma



Sí, lo sé. Soy consciente de que la foto que acompaña la entrada de hoy, puede molestar a miles de personas, aunque aún no sé el porqué.

Ya avisé ayer que, aunque en verdad no quiero tener enemigos, sé que esta entrada de hoy me va a crear algunos, aunque espero que la gente liberal y pensadora, pueda entender mis palabras, no como una afrenta, sino, como otro punto de vista, tan válido como el suyo propio.

Dicen que los escritores tenemos el poder de llegar al alma de nuestros lectores con nuestras palabras. En verdad así lo espero, pues cuando miras las cosas con el alma, puedes llegar a comprender, sin estar de acuerdo, aquellos pensamientos diferentes a los tuyos propios.

Habiendo nacido en Catalunya, de familia mayoritariamente catalana, aunque con reminiscencias aragonesas y valencianas, ahora que el debate de la Catalunya independiente está alzando su voz, me pregunto que tengo yo de catalana.

Nunca me han gustado las sardanas, aunque comprendo lo que significa el bailar todos a un mismo son, pero me enorgullezco cada vez que veo a los “castellers”, e incluso el otro día me emocioné al ver como se apoyaban unos a otros, todos haciendo piña y protegiéndose mutuamente cuando cayó una de las torres.
Al vivir en Barcelona, una ciudad poliglota donde las haya, en mi vida diaria, uso el castellano para casi todo, dejando la lengua de mis padres tan solo para comunicarme con mi familia y con la mayoría de mis amig@s. Como ya sabéis, yo escribo en español ya que me educaron en esta lengua y nunca me he sentido cómoda al expresarme en catalán, aunque se me encoje el corazón cuando veo escrito mi idioma, y mi alma se llena de orgullo cuando leo libros escritos en mi lengua, porque en verdad creo que mi idioma es el más bonito del mundo, y me arrepiento cada día de no tener las agallas para volver a estudiarla y poder escribir con esas preciosas palabras.
Os pondré un ejemplo, que ni siquiera voy a traducir pues creo que con un poco de paciencia, se puede entender lo que una vez, uno de esos novios que se tienen en la adolescencia me dedicó:
“Quant el cucs fagin un sopar fred amb el meu cos, trobaràn regust de tu”

¡Pero qué bonito es el catalán! Os aseguro que en castellano no suena tan bien,

Mi idioma es una lengua dulce, suave, fina y elegante en su estado más puro, sibilina en sus Ç, mimosa y dócil cuando es necesario y fuerte cuando se le exige. Es la lengua de mi país, aunque este solo exista en los sueños y las almas de sus orgullosos habitantes, los cuales somos capaces de hacer de una derrota nuestra diada nacional, supongo para que jamás olvidemos, que un día, nuestros antepasados, fueron capaces de levantarse con una simple “falç” en su mano contra sus opresores, y aunque no hubo victoria, demostraron al mundo que cuando el catalán se enfada, puede llegar a hacer peligrar hasta al más poderoso ejército... y si no que les pregunten a los franceses del 1808.

¿Por qué aterra tanto a España el tema de la independencia Catalana?
Unos dicen que es porque no comprenden nuestro idioma y eso les descoloca, otros, porque les da rabia que sepamos idiomas, algún descerebrado dice, que los castellanos serán expulsados del país, (que sí, que he oído esa barbaridad por ahí), otros, los más agoreros, porque España hará que sus tanques entren en Catalunya... ¿Os lo imagináis?... Algunos, los más radicales dicen que volveríamos a una guerra civil si los catalanes se levantan y exigen lo que es suyo, y otros, sobre todo catalanes, dicen que si no nos expolian los de fuera, nos robarán los de dentro, porque los políticos, sean de un lado o de otro, siguen siendo políticos.

En mi familia jamás se ha escuchado la palabra independencia hasta hace bien poco, más que nada porque el tema político estaba vetado en ella, por hechos que ocurrieron en el pasado durante la guerra civil. Recuerdo que mi abuelita no dejaba que se hablara de política, ni de ideales, ni de, como ella lo llamaba, “zarandajas” de esas que no llevan más que disgustos.
Supongo que por ello, ahora me cuesta posicionarme tanto en un lado y yo; que no hablo el catalán en mi día a día, pero que me siento orgullosa cuando escuchó como habla la Sra. Muriel Casals, porque me deleito con su perfecto catalán. Yo; que soy una gran desconocedora de la cultura catalana, pero que disfruto yendo al MNAC, (el museo de arte de Catalunya). A mí; que me gusta el jamón de jabugo, (aunque eso sí, acompañado de un buen “pa amb tomaquet”). A mí; que cuando veo ondear la senyera catalana se me eriza el vello, cosa que no ocurre cuando se alza la bandera española y que escribo en castellano porque siento que es una lengua preciosa cuando esta se escribe bien. Con todas estas ambigüedades, ¿puedo yo decir que soy una catalana que quiere la independencia? Es más... ¿Arreglaría la independencia nuestros problemas? ¿Se acabaría el paro en Catalunya? ¿Volveríamos a tener una sanidad pública y de calidad? ¿Podrían las empresas catalanas disponer de más dinero para invertir al haber menos impuestos?

¿Qué ocurriría con Catalunya si fuera independiente?
Algunos dicen que pasaríamos a ser uno de los países más ricos de Europa, comparándonos con Andorra o Mónaco... otros, que seríamos el estado más pobre de ella, pues Europa no nos aceptaría como país, puesto que España tiene derecho a veto, y jamás aceptaría nuestra separación.

Qué complicado el tema, ¿verdad?

Lo único que sé, es que se escucha ya, y mucho, que ha llegado el momento, que es ahora o nunca, que ya basta. Que somos una mayoría los que quieren la independencia, y aunque aún no hemos llegado hasta ese punto y espero que nunca llegue, temo el día en que alguien con los suficientes “collons”, (que es una palabra que gusta mucho fuera de mi país), diga:

- Ja ni ha prou! A les armes catalans! Aixequem-nos i fem fora a l’invasor!

Esto me da terror, aunque he de decir, que mientras lo escribía, se me ha erizado toda la piel, y no ha sido precisamente a causa del miedo.

Slow Life!!!

jueves, 28 de junio de 2012

La Eurocopa y la madre que la parió



Comienzo esta entrada tal como la termino: 
Nadie puede gustar a todo el mundo ni yo lo pretendo. 

Y lo digo por los posibles enemigos que me grajeen mis palabras al tocar algo que al parecer es tan sagrado como el futbol, sintiéndome orgullosa de pertenecer a ese mínimo 25% del share que ayer no estaba viendo el partido.

Ya lo inventaron los romanos antiguos en su época, aunque permitidme dudar si no lo copiaron de alguna de esas culturas que sometieron bajo sus sandalias durante su mal llamada conquista de los bárbaros. Los grandes emperadores usaban el “Panem et circenses” para apaciguar al pueblo, para que este no se diera cuenta de todo lo que ocurría a su alrededor, pues teniendo los estómagos llenos y la diversión asegurada, sus revueltas eran casi inexistentes.
Es curioso con todo lo que nos está cayendo encima, como siguen habiendo “emperadores” del tres al cuarto que usan las mismas armas que sus antepasados usaron, porque han comprobado que les funciona.
Antes era el circo, ahora es el futbol, lo que mantiene al pueblo callado. La mayoría de televisiones españolas alzan sus voces para con el orgullo español, para que apoyemos al equipo en esos partidos de futbol en los que parecen que se estén jugando la vida, (creo que si salieran con lanzas y escudos tendría el mismo efecto en los espectadores).

Deberíais haber escuchado ayer los gritos de mis vecinos, (yo que vivo en un barrio de mayoría castellana, cosa que solo se nota con la Eurocopa de las narices), parecía que los estuvieran matando cada vez que uno de esos jugadores chutaba a puerta y fallaba. Cuando ganaron el partido, solo puedo decir que tuve que cerrar las ventanas para que a mi perra, (a quien le asustan mucho los petardos), no le diera un ataque al corazón. 
No comparto su felicidad porque no me gusta el futbol, pero... ¿de veras creen que solo porque su equipo ha ganado un partido, pueden joder el descanso de sus vecinos? No estoy hablando de dos petardos y cuatro gritos, estoy hablando de tener que poner mi televisión casi al máximo porque no había manera de acabar de ver la película que estaba viendo, ni con las ventanas cerradas.
Que conste que no me da rabia el que griten así porque juegue España... si esto lo hicieran con los partidos que se juegan en los distintos premios de futbol que hay, también me hubiera fastidiado igual. Lo que me repatea es la falta de respeto, y que crean que pueden romper el descanso de sus vecinos, solo porque un tío, que seguro que no tiene problemas para llegar a fin de mes, haya metido un balón en la portería contraria. 
¡Qué triste que no se den cuenta que forman parte del público de marionetas del circo montado por los gobiernos a los que mantienen con el estómago lleno y con el pensamiento ocupado en cosas banales!

Está claro que el gobierno sabe que mientras España siga en ese campeonato, muchos olvidarán que no llegan a fin de mes. Me pregunto que se inventarán cuando esto termine para que la gran mayoría del pueblo siga con los ojos cerrados.

¡Oh! ¡Sí! ¡Claro! ¡Es verdad! Me olvidaba que el pueblo no necesita pensar en la crisis, pues tenemos unos tan GRANDES gobernantes, que no debemos preocuparnos por nada, porque ellos nos sacaran de esta miseria en la que ellos mismos nos han hundido, porque ellos harán que Europa no se ría de nosotros, que ellos harán que se nos respete, y que no se nos meen encima y digan que está lloviendo. ¿De veras se creen que somos tan gilipollas, o es que en verdad lo somos?

¿Qué ocurre con la gente que si se da cuenta? ¿Qué pasa con las personas que no se sienten representados por un partido de futbol y por una bandera que según la televisión y lo que veo en mis vecinos, debería unirnos a todos? ¿Qué ocurre con la gente que sabe que nos están engañando, que piensa que el Rescate europeo irá a parar a los bolsillos de los banqueros y que será el pueblo llano el que lo pague con sus impuestos, con la subida del IVA, de la luz y con el maldito copago de medicamentos?

¿Qué ocurre con la gente que piensa demasiado?

Mejor dicho... ¿Qué ocurre con aquellos a los que esa bandera no representa y que piensan demasiado?

Dicen que los escritores hemos de posicionarnos, aunque eso pueda crearnos enemigos. Nadie puede gustar a todo el mundo ni yo lo pretendo, aunque eso sí, los enemigos de pocos en pocos, por ello, esperaré a mañana para publicar la próxima entrada, ahora que en mi tierra se escucha con más fuerza si cabe, la palabra independencia.

Slow Life!!

viernes, 15 de junio de 2012

El arte de leer



A pesar de no ser aún una escritora de renombre, y de que aún no he publicado ninguna de mis novelas, me considero escritora desde el primer momento que terminé mi primera obra.

Los artistas nos vanagloriamos de tener un mundo interior tan completo, que a veces, salir de esa burbuja que te creas cuando estás en plena creación de tu novela, es difícil, por no decir, sumamente complicado.

Al haberla terminado ya, y estar a la espera de si gusta o no al jurado profesional del premio de novela de Círculo de Lectores, me encuentro en la peor fase que puede tener un artista aún no conocido. Supongo que los numerosos estudiantes que me siguen, y los que dejaron de estudiar ya hace muchos años, recordarán el momento de, (tras los exámenes finales), enfrentarte a las notas, a las valoraciones de los que saben más que tú, a los que tienen tu futuro en sus manos. 
Nervios por saber si lo has hecho bien, ideas raras que cruzan tu cabeza y que incluso te hacen dudar de tu propio trabajo, a pesar de que sabes que es un gran trabajo...

Ahora mismo yo me encuentro en esta etapa, supongo que junto a los otros 399 escritores que han presentado su obra al mismo concurso, a pesar de que aunque he buscado en Internet si alguien había escrito algo parecido a mi blog, con su experiencia personal en ese mismo concurso, no he encontrado nada parecido.

Alguien dijo, que la vida es lo que ocurre mientras esperas que se cumplan tus sueños. Es cierto, la vida sigue y gracias a buenas amigas, yo, cada vez más, voy empapándome de este gran mundo editorial en el que quiero entrar. Así pues, el otro día fui a la presentación de un libro en la librería LAIE de Barcelona, donde pude por primera vez conocer que se cuece en estos actos.
La verdad es que fue muy ameno e incluso divertido, sobre todo, porque me di cuenta que un escritor no se hace, si no que nace, y comprendí que la actitud de artista nos acompaña aunque sea nuestro primer libro publicado, o a pesar de que aún no hayas publicado nada oficialmente.

El escritor dijo varias frases que se ajustaban perfectamente a mis pensamientos, siendo la que más me gustó una que decía así:
-Cuando dentro de muchos años alguien estudie el cerebro de los escritores, se darán cuenta de que todos teníamos una malformación genética.

En mi lengua, que es el catalán, hay un dicho que dice: "Qui t’entengui que et compri", que vendría a decir algo como, "Quien te entienda que te compre", aunque en castellano no suena tan bien. Y es verdad, es difícil convivir con un escritor que jamás deja de pensar.

Como artista que me considero, he de decir que para mí, los libros cuentan historias, y que las historias, si quieres que la gente se sumerja en ellas, no pueden recortarse aunque así sean más vendibles. Puede que si algún día mi libro cae en manos de buenos editores también tenga que recortarlos para hacerlos más comerciales, aunque sé que omitir alguno de los capítulos, va a ser tarea ardua y complicada para mí, pues recortar es como robar un pedacito del alma de sus personajes.

Dicen que los escritores debemos adaptarnos a los tiempos de prisas que hay en estos momentos, donde la gente se compra lectores de E-books, (a los que no les tengo ninguna clase de manía, por cierto), para poder leer capítulos cortos durante su trayecto en metro o bus. Si, supongo que esos libros, aquellos que puedes cortar en cualquier momento, deben ser los más vendidos. Lamentablemente, yo soy de las que pienso que leer es un arte, y que como todo arte, has de poder hacer un hueco en tu vida para disfrutar de ello en toda su magnificencia.

¿Qué no tenemos tiempo para leer? ¿Qué hemos de hacer libros cortos para adaptarnos a los tiempos? Puede, pero en mi más humilde opinión, creo que al buen lector le gustan las obras extensas, aquellas que te enganchan desde un primer momento, aquellas de las que te es tan difícil parar, que esperas al próximo capítulo para hacer un parón y dedicarte a tu vida. Aquellas novelas en las que sus personajes te enamoran de tal manera que ya forman de algún modo parte de nosotros, y aquellas de las que quieres ver su continuación, saber cómo evolucionan sus protagonistas y conocer qué les ocurre en el futuro.

Mis libros son así. No penséis que soy una pedante, pero sé, (sobre todo porque esa es la intención de cada personaje que creo), sé que cada uno de mis personajes pueden llegar a formar parte de las vidas de los lectores, pero solo de aquellos que saben que leer es más que un entretenimiento para el metro, (por cierto, no tengo nada en contra de los lectores que usan ese tiempo para leer, no vayan a pensar ustedes mal, solo que sé que si esas personas tuvieran más tiempo, les gustaría poder sostener entre sus manos una buena novela, mientras la leen con tranquilidad). 

Me pregunto que hubiera sido de, “Lo que el viento se llevó”, si hubiera tenido que adaptarse a esos libros de capítulos cortos y amenos. Eso me produce una risa nerviosa.

Leer es un tiempo para dedicar a nuestro espíritu. Para llenar nuestra mente de otras opciones, e incluso para hacernos pensar en que juntos, sí podemos cambiar el mundo que nos rodea.

Slow Life!!

P.D: He elegido enmarcar este blog con la imagen de “Joven leyendo” del pintor Austríaco, Franz Eybl, ya que me parece una pintura tan delicada y apasionada, que no podía usar otra para describir lo que para mí significa una buena lectura.

viernes, 1 de junio de 2012

Esperar lo inesperado


Dicen que la espera desespera al que espera.

¡Cuánta razón tienen!

A pesar de ser una fiel defensora del movimiento Slow Life, he de decir que, yo también a veces, me desespero un poquito con esto de tener que esperar. Sobre todo, porque mientras lo haces, te preguntas si este es el camino, mientras escuchas a todos lo que te rodean dar su opinión. En verdad quieres escucharles, pues sabes que te quieren y que opinan lo que creen mejor para ti, pero los que habéis leído este blog en alguna ocasión, sabéis que soy la primera a la que le cuesta ir por los caminos preestablecidos, y ahora que lo he hecho, me pregunto cada día si este es el camino correcto, o si como tantos otros, he de hacer las cosas por mi cuenta para tener éxito.

Debido a mi inexperiencia en el mundo literario, mi cabeza, ahora mismo es un hervidero de preguntas, pero he decidido esperar sin desesperarme, así que, tal como os anuncié, ahora llega vuestra parte, aquella en la que os dais de alta como jurado en el premio de Novela de Círculo de Lectores, y os comprometéis a leer las tres novelas finalistas, para decidir por cuál de ellas votáis.

A continuación os dejo los links y la dirección escrita, (por si el primero no funciona), para que os informéis bien y os deis de alta como jurado.

Bases para ser Jurado   http://premio.circulo.es/Pages/bases.aspx

Página de registro para daros de alta como Jurado  http://premio.circulo.es/Pages/registro.aspx

Veréis que en el registro, os solicitan vuestro número de socio de círculo de lectores, pero si no lo sois, dejadlo en blanco, pues me ha comentado un fan, que ya se ha dado de alta, que no es necesario serlo para ser miembro del mismo.

Espero que todos los que os deis de alta, podáis leer mi novela para juzgarla, (aunque no sepáis cual de las tres es), ya que eso significará que se encuentra entre las finalistas. Si no es así, os doy las gracias por anticipado, por apoyarme en esta mi carrera al triunfo, pero si Ella llega a la final, (y aunque quede mal decirlo, pues soy su creadora, creo que tiene todo lo necesario para hacerlo), estaré muy orgullosa de que podáis ser vosotros los primeros en leerla, y en leer todas vuestras opiniones, pues nada somos los autores sin vosotros, los lectores.

¿Os he dicho que sortean 5 Ipads entre todo el jurado?

Slow Life... aunque cueste, siempre slow life.