lunes, 16 de mayo de 2011

Manifestación del 15 de Mayo


Yo estuve allí. ¿Dónde estabas tú?
 
Y como todo aquello que anhelas que llegue, el momento pasa rápido dejando una estela de alegría por el éxito de la concentración. La satisfacción por haber defendido lo que creías justo y el saber que aunque, a lo mejor, no haya servido para nada, en tu fuero interno estás orgullosa de tus actos. Estas feliz porque has visto que no eres un bicho raro que piensa en mejorar el mundo, si no que hay muchos bichos raros que piensan como tú. Y aunque esto antes nunca te había importado, ahora te sientes bien, pues ves que juntos podemos cambiar lo que nos rodea, sabiendo que cada uno tiene sus ideas y sus creencias, pero que somos seres humanos inteligentes y respetuosos que pueden convivir en un mismo mundo sin tirarse los trastos a la cabeza.

Mientras caminaba entre todo el tumulto de gente, pensaba por qué nadie escucha a los que verdaderamente nos preocupamos por mejorar nuestro modo de vida. Para ser sincera, estaba rodeada por gente tan diversa que me quedé algo conmocionada al ver que un mismo pensamiento de libertad crecía en mi mente ávida de cultura, como en una joven de estética hippie que caminaba con su compañero y su hijo de meses, o con una pareja bastante más mayor, que parecía sacada del mayo del 68, (ahora con unos años más), o con un grupo de jóvenes que proclamaban que con su futuro nadie iba a jugar. Me encontraba rodeada de un sin fin de colores de esta gran paleta que es el mundo que nos rodea y puedo asegurar que me encanta la diversidad del ser humano, que creo firmemente en que sería muy aburrido ser todos iguales y que no entiendo a esa gente que se cree superior a los demás, cuando jamás ha salido, ni saldrá, de su círculo de "amigos", que son de su mismo estatus social.

Ayer me divertí, me sentí libre coreando que nadie tiene derecho a jugar con mi futuro, me sentí bien uniendo mi voz en la petición de un mundo mejor y aunque, para ser sincera, hubieron consignas con las que no estaba de acuerdo, (eso es lo bonito de ser un ser humano, que no todos pensamos igual), en definitiva, sentí que estaba, (al menos por unos minutos), intentando mejorar el mundo que nos rodea.
Un mundo mal repartido, un lugar lleno de injusticias, un sitio lleno de egoísmo y desgraciadamente, cada vez, más corrupto.

Cómo digo en mi libro, (si, aquel por el cual empecé este blog y que sigue su Odisea en ser publicado), las grandes mafias ya no necesitan esgrimir un arma para hacer lo que desean, ahora están por todo el mundo, en puestos de poder, en lugares que ni siquiera imaginamos. Ya no son aquellos hombres que se reunían en un restaurante italiano, aunque siguen llevando traje. Ahora se reunen en salas de edificios altos desde donde continúan mirando a la gente desde arriba y desde donde dirigen el mundo y en consecuencia la vida de las millones de hormigas trabajadoras que existen en el mundo, como si de reinas se trataran.

Pero las cosas están cambiando. Esas hormigas empiezan a pensar en su futuro, empiezan a decidir por si solas que vida desean tener, y desgraciadamente para esas reinas hormiga, nosotros somos más. Somos más numerosas, más tolerantes, más abiertas, más libres y disponemos de algo que jamás nos podrán quitar, nuestras ideas, nuestros pensamientos y nuestra voz, que unida se alzará sobre ellos hasta que decidan escucharnos.

Cada día nos levantamos con nuevas noticias que están minando el modo de vida actual. Directores generales imputados en delitos graves. Políticos denunciados por corrupción y actos ilegales. Movimientos sociales que intentan ser escuchados. Ciudadanos de a pie hartos de las injusticias. El mundo está cambiando y nosotros decidimos si nos adaptamos a estos nuevos cambios o si queremos seguir viviendo como antes.

Permitámonos pensar en libertad. Abramos nuestras mentes a un futuro diferente, a un futuro mejor.

Han de escucharnos.

Nosotros tenemos el derecho y ellos tienen la obligación.

Por una sociedad más culturizada, por una mejor educación, por un mundo en el que poder vivir y en el que no tengamos que sobrevivir.
No creáis el mito que la vida es sufrimiento. La vida está para disfrutarla, cojamos toda su esencia y hagamos de nuestras vidas un lugar mejor en el que todos tengamos cabida.

Slow Life y felicidades a todos los que hicisteis que vuestras voces fueran escuchadas.

 




P.D: Mañana retomaré el tema principal del blog, la eterna odisea de publicar mi primer libro. Muchos besos a todos, eso que no nos falte.


2 comentarios:

  1. Congratulaciones por tu blog, apreciada Gloria Codina!
    Un cordial y fraterno saludo desde Bucarest,
    Daniel Dragomirescu, editor de HLC

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  2. Gracias por leerme, Daniel.
    Ahora mismo es todo lo que te puedo decir.
    Un saludo desde Barcelona.

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