miércoles, 13 de abril de 2011

Reinventando los Cuentos


Es curioso que cuanto más cambia la vida más nos gusta transformar aquello con lo que crecimos.

Los que nacimos por allá los setenta/ochenta nos criamos aún con los míticos cuentos de los Hermanos Grimm, las fábulas de Esopo y las leyendas de Hans Christian Andersen.

A las muchachas nos inculcaban que éramos princesas con vestidos rosas y encajes, que debíamos esperar estoicamente a nuestro príncipe azul, y a los chicos les enseñaban las gestas de aquellos caballeros andantes que siempre estaban salvando a damiselas en apuros.
El único problema fue que nadie nos contó que es lo que pasaba después del: "Y fueron felices y comieron perdices" y es que no podían contárnoslo porque esa parte ya no pertenecía a los cuentos, si no a la vida real y nada tenía de mágico, aunque he de decir que no pasó nada cuando lo descubrimos, si a caso, una leve decepción que pronto superamos.

Poco a poco, mientras la educación de los niños que vinieron tras nosotros iba cambiando, los cuentos también lo hacían y hoy en día aún nos cuesta comprobar como nada les dice a las niñas de hoy, la bondadosa Blancanieves, la dulce Aurora o Bella durmiente o la suertuda Cenicienta, que nos enseñaron a ser buenas, limpias, bondadosas, dulces, cariñosas, amables y complacientes, al menos hasta que crecimos y nos dimos cuenta que todo aquello eran simples paparruchas.

Unas paparruchas, que todo se ha de decir, a mi aún me gustan, pero que cuando intenté explicar alguna a mi sobrina, (cuando aún tenía edad para cuentos), me di cuenta que a parte de que ningún interés mostraba por ellas, estas estaban escritas con un lenguaje tan puro, tan limpio, tan enrevesado, que ya no pertenecían a este nuestro tiempo. La verdad es que ese día me entró una gran tristeza, pero enseguida comprendí que los tiempos habían cambiado y que las niñas de hoy, tenían otros gustos, otros héroes e incluso, que ahora ellas eran las heroínas de los cuentos y ya no tenían que esperar a ser rescatadas.

Sabéis que me considero feminista, pero lamento que la magia y los sueños de antaño se hayan perdido para toda una generación. Supongo que deben tener otros sueños y otras magias. Espero que sea así, porque esta vida sería muy aburrida si no existiera la imaginación que los cuentos te ofrecen, transportándote a mundos llenos de hadas, dragones, castillos, jardines, manzanos mágicos, brujas, monstruos...etc...etc

Hoy día Caperucita ya no es la niña desvalida que se encuentra con el lobo por no hacer caso de su mamá, Blancanieves no es engañada por una malvada madrastra, Cenicienta no espera a que sus problemas desaparezcan gracias a un hada madrina, Aurora, la Bella durmiente, no sabe ni siquiera que es un huso y por supuesto Bella no se fija para nada en la Bestia, por mucho príncipe que sea.

No. Hoy, otras heroínas ocupan su lugar, aunque si lo pienso bien, estas que enumero, incluso ya pertenecerían a un pasado muy reciente: Pocahontas, la princesa india que desobedece a su propio padre por amor a un hombre que no pertenece a su tribu y desafía a los malvados españoles por defender su tierra. Ariel, la sirenita, hace caso omiso a las advertencias de su progenitor por querer saber cómo son los humanos y por amor a uno de ellos. Mulan, se corta su melena para hacerse pasar por chico y poder alistarse al ejercito por el honor de su familia.

Espero que los clásicos jamás mueran en las mentes que hoy día disfrutan de los Simpson, de Ben 10, Bakugan o Bob Esponja. Aunque me temo que esta evolución, ya ha terminado su cuenta atrás y no hay quien la pare. A mi, que me gusta tanto que el ser humano evolucione, creo que perder la magia de los cuentos de antaño, por muy retrógrados que sean y por muchos matices machistas que contengan, es un error. El pasado no se puede ni se debe cambiar, lo que si se ha de hacer, es mirar hacia delante. Pero creo que no hay nada de malo que los niños y niñas de hoy sepan que hubo un tiempo de princesas desvalidas, caballeros andantes, hadas poderosas y brujas malvadas. Una época donde Esopo nos decía que la ambición de una lechera era mala porque al final se quedaba sin nada.

No es la mejor educación, en eso estamos de acuerdo, pero no queramos cambiarlo todo.

El pasado se ha de quedar como está porque si no, no seremos capaces de aprender nada bueno de él. ¿Es que acaso ya nadie tiene imaginación para explicar nuevos cuentos, que tienen que coger a la linda caperucita para convertirla en una sexy muchacha que lucha contra el lobo?

Por favor. No toquen nuestros cuentos.

Yo no quiero ver a Aurora ligando con Felipe, a Blancanieves cogiendo una espada para luchar contra la bruja, o a Cenicienta diciendo que al baile va a ir su padre porque ella no necesita ir a esos festejos.

Señores creativos... ¡¡Dejen nuestros cuentos en paz!!

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