lunes, 7 de marzo de 2011

Trece días y Primavera


Hoy hace un sol estúpendo y supongo que también ayuda tener fiesta en Barcelona para que todo, absolutamente todo, sea fantástico en el día de hoy, a pesar que sigo estando algo "enfermita".

Me he dado cuenta, que cuánto más frío hace a mi alrededor, más críticos son mis pensamientos con lo que me rodea, por ello y como me niego a ser crítica si no tengo una solución para el problema, y como sé que la solución a todos los problemas que surgen de las directrices mandadas por nuestro gobierno, desgraciadamente no está en mis manos, si no en las suyas, he decidido dejar de mirar críticamente a asuntos que, nos gusten o no, deberemos acatar y ver si es la solución que el país necesita.

Por ello y porque hace sol, he decidido, volver a escribir sobre las cosas maravillosas que rodean nuestro mundo en el día a día y que ni siquiera nos fijamos en que están a nuestro lado, por las prisas que nuestros trabajos o nuestros quehaceres diarios nos proporcionan.

Dicen que los tiempos han cambiado y cuando me fijo en la vida de mis sobrinas y sus amigas, (que son, por ahora, el único ejemplo que tengo de adolescentes), temo que entre todos, les hemos hecho coger miedo a la vida, pues les instamos a prepararse para ser los mejores cuando, aún siendo los mejores, es posible que el "paro" aparezca en tu vida. Les enseñamos a que vivan la vida al máximo, pues a nosotros se nos ha pasado rápidamente, sin mostrarles que la vida es un camino en el que no se ha de correr, si no disfrutar de cada momento en su momento justo, ni antes, (pues dejas de vivir lo que te toca), ni despues, (porque puede ser que ya no lo puedas hacer).

Al parecer, según las estádisticas, la publicidad y la sociedad que nos rodea, hay una media de habitantes que piensan igual y viven igual, o eso es lo que pretenden que creamos, que como el vecino lo hace, eso es lo normal...

Ayyy... ¡Qué sol tan bueno, está entrando ahora mismo por mi ventana!

Siempre he pensado que ser normal, ha de ser muy aburrido. Por suerte, me educaron para ser diferente a la media y a veces me entristezco por ver a la gente andar por un sendero de normalidad, criticando a los que se salen del camino, a los que desean probar nuevas cosas, a los que quieren experimentar, a los que saben que la vida es mucho más que trabajar hasta acabar reventados para tener un sueldo medio, que nos proporcione elementos medios en nuestras vidas medias.

Aurelius Augustinus o Agustín de Hipona o de Tagaste, fue un filósofo de su tiempo, que vivió entre el 354 a 430, aunque a nosotros llegó como San Agustín, pues al parecer era también teólogo. Tiene múltiples frases lapidarias, pero la que más me gusta y supongo más conoce la gente es:

" No es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita"

Y sin caer en la pobreza de los santos, porque, permítanme ustedes, tampoco aspiro a ser santa, la verdad, es que si lo pensamos bien, nadie necesita el último modelo de móvil, o un super coche, (total si no se puede correr), o un super viaje a las islas Fiji, cuando seguro que cerca de nosotros, podemos descubrir una cala desierta y maravillosa.

Nos hemos acostumbrado a vivir como la gente y la sociedad quiere, sin pensar que nuestra vida, es nuestra y sólo nuestra y que sólo tenemos una, así que... ¿Por qué hemos de vivirla como los demás desean? Deberíamos preguntarnos más a menudo qué queremos nosotros de la vida.

Sin dejar la filosofía, dejen que les explique un hecho que le ocurrió a Diógenes, (el filósofo griego), que terminó vivendo dentro de un tonel, pues se desencantó de la sociedad y le dio la espalda:

Una mañana se acercaron a él un grupo de ciudadanos que le encontraron tomando el sol junto a su tonel y le dijeron: "Diógenes, ¿Por qué desprecias el mundo y vienes a vivir tan miserablemente en un tonel? Sabemos que eres muy sabio, dinos, ¿Qué quieres?"
El filósofo contestó: "Lo único que quiero es que te apartes, porque me estás tapando el sol.

¡Absolutamente, maravilloso!

Slow life y si queréis vivir en un tonel, hacedlo, aunque yo aspiro a algo más, por mucho que me guste la filosofía.

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