viernes, 18 de marzo de 2011

Día del Padre


Mañana es el día del Padre y hoy quiero mostraros tres párrafos de mi novela, donde el protagonista cuenta parte de su turbulenta historia con su progenitor, pues quisiera dedicar la entrada de hoy a mi propio padre.

 "Sólo una vez quise preguntarle el porqué de su insistencia y jamás volví a tocar el tema, pues me empujó con tal fuerza que mis huesos se estrellaron contra la chimenea de piedra del pequeño salón. Ni siquiera se disculpó, ni siquiera me ofreció su mano para que me levantara y por supuesto, ni siquiera preguntó si me había hecho daño. Esa fue la primera vez que me pegó y desde ese día, sus palizas fueron casi a diario, hasta que aprendí por la fuerza a mantener la boca callada y a no cruzarme en su camino, aunque eso significara que una coraza de hielo envolviera mi corazón, haciéndolo incapaz de amar a nadie" 
 
"¿Quise alguna vez a mi padre? Me ha costado muchos años poder hacerme esta pregunta, pero aún, hoy en día, creo que no me atrevo a contestar"

"No sé de donde saqué el valor, pero fue un error decírselo a mi padre, pues su gran mano abierta cruzó mi cara echando hacia atrás mi cuerpo. No caí al suelo ya que una de las sillas del comedor me paró y él, sumamente enfadado, estrelló su puño cerrado contra mi estómago, cosa que si hizo que, entre estertores de dolor, cayera al suelo y me quedara allí. Quería mirarle, necesitaba saber si esta vez, iba a ofrecerme su mano para que pudiera levantarme, pero lo único que encontré fue su mirada de odio que traspasó mi piel quedándose pegada a la capa de hielo que cubría mi corazón"

Parece ser, que si lo que importa no tiene un día de celebración, es que no importa mucho, aunque supongo que a nadie se le ha de recordar que las cosas que de veras importan, son las que no necesitan día de celebración, pues las tienes presentes cada día de tu vida.

Recuerdo que de pequeña, decía en el colegio que mi padre era Robert Redford e incluso llevaba una foto suya en mi cartera para poder mostrarla. Realmente no se por qué lo hacía, supongo que veía en Robert a un ser atrevido, osado, que vivía aventuras en sus películas y que hacía cosas que mi padre jamás hubiera hecho, aunque nunca tuve la curiosidad de preguntarle, pues él era mi padre.

Me crié, como he dicho en alguna ocasión, en una familia anclada en los cincuenta, donde las mujeres teníamos nuestro sitio, aunque recuerdo que en casa, siempre se hacía lo que quería mi madre, (el poder en la sombra). Sabéis que tuve una magnífica infancia, pero recuerdo ver a mi padre como un ser serio al que respetaba y obedecía sin rechistar. Jamás fue rudo,  pues creo que nunca hubiera sido capaz de hacerlo por su extrema bondad, pero mi madre lo usaba para infundarnos una especie de temor amoroso y recuerdo que su frase favorita era: "Ja veuràs quant vingui el papa", aunque cuando mi padre llegaba, lo único que hacía era hablar con nosotros en privado en su habitación y decir que no lo volviéramos a hacer.

Aún así, siendo tan benevolente y tan buena persona, durante mi adolescencia, también recuerdo haber oído la típica respuesta a mi pregunta de ¿Por qué? Que no era otra que: Porque yo lo digo.

Siempre me han educado en el amor y si de algo ha pecado mi padre, (mis padres), es de querernos demasiado, aunque ojalá todos los padres pecaran así.

Dicen, los expertos, (para no gustarme, ay que ver lo mucho que uso esta palabra), que las mujeres buscamos que nuestra pareja se parezca en el fondo a nuestro padre y que nos influye la relación que con él hemos tenido. Si algo recuerdo de mi paso por mis noviazgos es que iba buscando consciente o inconscientemente a los chicos que no se parecían a mi padre y cuando ya pensaba que había elegido al más dispar en cuanto a caracteres y forma de vida, los años me han demostrado que aunque totalmente diferentes, mi pareja, alberga la mayor bondad del mundo y que, por una vez en la vida, he de dar la razón a mis amigos los expertos, pues aún siendo muy diferentes y teniendo un carácter totalmente opuesto, en el fondo, buscaba un hombre bueno y ahora puedo decir, que lo encontré.

No quería ponerme sentimental en el tema de los padres, pero creo que lamentablemente me va a ser imposible pues, aunque me resulte muy difícil, quisiera confesar una cosa, aunque no creo que él pueda entenderla... Bufff... No sabéis lo difícil que es para mí...

Tengo la sensación que jamás le he dicho todo lo que siento a mi padre y no sabéis lo mucho que ahora lo lamento. Sé que nunca le traté como debía y que en nuestra relación, él ha dado mucho más que yo.

Sé que mi madre le leerá estas palabras, pero no sé si él las entenderá o si recordará que yo soy su hija, aunque la mayoría de veces que me tiene delante, lo hace.
Debido a una enfermedad degenerativa, mi padre, ya no es aquel caballero andante que dejaba que sus hijos se colgaran en sus brazos, (los cuatro a la vez), demostrándole a mi madre lo fuerte que era, pero para mí seguirá siendo mi padre. El único ser a quien podría perdonarle cualquier cosa aunque sé que jamás hizo ni haría nada que necesitara mi perdón.

Le amo, no lo suficiente, no como debería amarle, pero le amo.

Y amo cada recuerdo que tengo de él. 
 
Su porte, elegante, limpio, caballeroso, respetuoso y de carácter templado. Siempre sencillo y trabajador. Recuerdo que jamás decía una palabra más alta que la otra, jamás se alteraba. Era respetuoso con sus padres que aún llamaba de usted, y amoroso y cálido con mi madre a quien le robó el corazón el primer día que se vieron, tanto que se quedó en España por él.
Creo que nunca le he visto enfadado y sé que ha hecho más de lo que debía por todos nosotros, para darnos absolutamente todo lo que nuestras egoístas bocas solicitaban.

Él simplemente ha sido y será ÉL.

Sólo puedo decir eso, aunque sé que los que me conocen y le conocen, saben lo mucho que digo con tan poco.

Slow life, feliz fin de semana y un beso a todos los padres del mundo.

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