jueves, 17 de febrero de 2011

Hablando de arte y del Museo de Orsay de París

No fue hasta mi último viaje a París que entré en este museo. La verdad es, que con lo poca entendida de arte que soy, aunque sea uno de mis hobbies favoritos, nada me decía esta construcción, hasta que decidí entrar en ella.

El edificio que hoy alberga el museo, había sido en su día el palacio de Margarita de Valois. Pasto de un incendio en 1871, fue cedido por el estado a la Compañía de Ferrocarriles justo antes de la exposición Universal de 1900. Tras treinta y nueve años de funcionamiento, principalmente como estación y para evitar su derribo, el estado decide convertirlo en museo para poder albergar las numerosas obras de los pintores impresionistas. Podréis encontrarlo delante del Louvre, al otro lado del Sena, cruzando Le Jardin des Tuileries.

El espacio de exposición consta de tres plantas con salas amplias y luminosas y obras ordenadas cronológicamente, que incluyen maravillas de grandes autores como Manet, Monet (A estos dos siempre les confundía en la clase de historia, aunque tienen un estilo muy diferente), Van Gogh, Degas, Cézanne, Millet, Gaugin o Delacroix, entre otros muchos.
Como supongo que ya me vais conociendo, también supondréis que los pintores más conocidos por el público en general no son mis favoritos, excluyendo al gran Renoir, del cual comentaré un par de obras que siguen manteniéndome fascinada. Por ello, entre los cuadros favoritos que voy a poner, encontraréis nombres menos conocidos, como son Tissot, Cabanel, Chasseriau y el magnifico, maravilloso, fantástico, estupendo, espléndido, soberbio, Thomas Couture. ¿Queda claro que es uno de mis favoritos?

Si bien mis movimientos pictóricos preferidos son el neoclasicismo, academicismo y el realismo, si debiera escoger un cuarto puesto, este se lo llevaría el impresionismo. 

Vamos a ello. Pintores Impresionistas.
Si el impresionismo buscaba la plasmación de escenas del mundo espontáneas, pintando sus obras en el mismo momento que ocurrían, y no en un taller. Pierre-Auguste Renoir fue uno de sus genios. He escogido dos de las obras que podéis ver en Orsay de este artista.


Jeune fille assise - Renoir 1909
Lo que más me gusta de esta obra son la pureza de sus líneas que representan simplemente a una niña sentada. Me encanta la sencilla y limpia expresión de su rostro.

Bal au Moulin de la Galette - Renoir 1876
De este cuadro he de destacar como el autor plasma el gentío de una tarde de verano. Nos muestra caras dulces y suaves en primer y segundo plano, pero el fondo, esta cubierto de formas y trazadas que pretenden ser personas, y que así llegan a nosotros en un primer vistazo, para luego mirando bien, ser sólo simples trazadas rápidas de pincel.
Le foyer de la danse à l'Opera de la rue Le Peletier - Degas 1872
Otro gran impresionista fue Hilaire-Germain-Edgar Degas, aunque su estilo se desmarca del grupo, fundamentalmente por su preferencia de las escenas iluminadas artificialmente. Le apasiona el movimiento y así lo demuestra en sus múltiples obras sobre bailarinas, como esta que representa la locura de la danza en la Opera de la calle peletier, que era una escuela de danza, que fue destruida por un incendio la noche del 28 de octubre de 1873.

Pintores Realistas
Aunque la mayoría de artistas siempre tienen influencias de otros estilos pictóricos, Jacques Joseph Tissot, más conocido como James Tissot, fue uno de los mejores pintores realistas franceses. El realismo alude a la actitud del artista frente a la realidad, en la que la plasmación de ésta, no tiene que ser necesariamente una imitación, si no, más bien, una visión real de lo que ve el autor, consiguiendo representar el mundo de una manera verídica, objetiva e imparcial.
Le marquis et la marquise de Miramon et leurs enfants - Tissot 1865
En esta obra, Tissot pinta en la terraza del castillo de la familia, al marqués de Miramon que posa junto con su esposa Thérèse y sus dos primeros hijos. La distensión de la pose del marqués, las piernas cruzadas y la mirada de lado del niño, (señas de la impaciencia infantil), así como el perro bonachón o el incongruente y sofisticado bodegón de la derecha, (que no podéis ver, pues la cámara no me daba más de sí), esa es la realidad que ve el pintor en ese momento. 

Academicistas/Neoclasicistas
Las obras académicas observan unas normas consideradas «clásicas», establecidas, generalmente, por la Academia de Bellas Artes. Suelen hacer gala de una gran calidad técnica y huyen del realismo naturista, o lo que es lo mismo, los aspectos desagradables de la realidad.
Por otro lado el estilo neoclásico, da mucha importancia al personaje de la obra e intenta recuperar las huellas del pasado, exaltando los mitos romanos e identificándoles con los valores de la revolución.
 
Tepidarium - Chassériau 1853
 Théodore Chassériau sitúa esta escena en los baños de Venus Genitrix, de Pompeya. Fascinado por estos vestigios que él mismo visitó, el pintor intenta poner de nuevo a la luz, las huellas dolorosas de su población. La indolencia de las poses y de las miradas, la promiscuidad de los cuerpos lánguidos, evocan una atmósfera de harén, tiñendo la pintura con un perfume casi oriental, lleno de exotismo romántico y sensualidad colorida.
Naissance de Vénus - Cabanel 1863
Alexandre Cabanel es uno de los genios del movimiento pictórico del academicismo, que tuvo su mayor éxito con El nacimiento de Venus, donde el tema mitológico es sólo un pretexto para abordar el desnudo. Los eruditos anti academistas, o sea, los pintores rebeldes, dijeron de esta obra que la diosa aquí representada, tenía el aire de no ser de carne y hueso, sino de una especie de mazapán blanco y rosa. Yo podría estar horas mirando esta obra sin cansarme. Sus lineas puras, casi etéreas y la perfección y belleza de sus formas, absolutamente puristas e increíblemente bellas.

Y he aquí mi obra favorita de Orsay.

 Les romains de la décadence - Thomas Couture -
Me siento en el banco que, para tal propósito se encuentra en medio de la gran sala, y no puedo dejar de mirar esta obra de gran formato, que mide casi ocho metros de largo por cuatro de ancho y en la que ningún trozo de la tela está sin pintar. Por ello el artista, necesitó tres años para terminarla. 
A parte de toda la decadencia del pueblo romano, me embelesa la figura de la que creo, para mí, es la protagonista, la muchacha vestal que, estirada y agotada sobre uno de los hombres, nos suplica con la mirada que todo lo que le rodea desaparezca, (si pudiérais ver su rostro con detalle, lo entenderíais). Tampoco podemos olvidarnos de otra muchacha que aún baila eufórica a la izquierda, y del summun de la decadencia, que refleja la imagen del lado izquierdo, que nos muestra un hombre completamente ido, beodo o desmayado, que es sacado de la sala por otros dos, (es una pena que no podáis observarlo en su tamaño original, pues de esta manera os perdéis muchos detalles).
Thomas Couture fue un genio en pintura histórica, aunque esta obra constituye toda una "alegoría realista", ya que el autor denuncia la propia decadencia de la sociedad francesa de su tiempo. Evoca el mundo antiguo plasmando el agotamiento de tanta fiesta, baile y orgías en sus protagonistas, mientras los rodea de las figuras de las divinidades romanas que parecen desaprobar sus bacanales.

Cómo ya he dicho antes, podrías eternizar cualquier entrada que hablara sobre arte, pero al no querer cansaros, vamos a dejarlo hoy aquí, para seguir mañana con el museo por excelencia de París, El Louvre.

Slow Life, mis queridos navegantes.


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