lunes, 28 de febrero de 2011

Mentira, Embuste, Trola, Engaño, Patraña, Paparrucha, Calumnia, Falacia, Bola

Dicen los escépticos, que la vida es una gran mentira. Que nos engañamos a nosotros mismos mientras vivimos lo que los demás quieren que vivamos, y que al estar dominados por la sociedad, te has de dejar llevar y seguir los cauces que esta te impone, para vivir como los demás.

Siempre he querido creer que soy una persona bastante tolerante, aunque si hay algo que me saca de quicio, es la mentira. No soporto a los mentirosos o a los que se creen tan inteligentes que piensan que pueden engañarte, si bien a lo largo de la vida, he tenido que convivir, trabajar, estudiar y escuchar a cientos de ellos.

No me gusta la mentira, y ya sabéis que, se coge antes a un mentiroso que a un cojo, aunque hay verdaderos artistas de este mal llamado arte que jamás serán descubiertos.

Si hay algo que la vida me haya enseñado, como decía antes, es a ser tolerante y por ello, entre todos los tipos de mentira, podría llegar a comprender las patrañas, los cuentos, los enredos, las pequeñas trolas o los embustes, por lo fabuloso que es ver como alguien agudiza su ingenio para adornar una historia con hechos que jamás han ocurrido, para que la verdad no sea tan dura. Pero lo que no aguanto es la mendacidad o el habito de mentir, pues creo que nada bueno puedes esperar de una persona que tiene una vida tan vacía que debe inventarse hechos que no ocurren o tergiversar situaciones por las que pasa para que no te ofendas.
Existe una palabra relacionada con este tema que ya casi no se usa, aunque nuestra vida diaria esta llena de Paparruchas o noticias falsas y desatinadas de los sucesos que ocurren en el mundo y que se divulgan a través del vulgo, (si, esta es otra de las palabras que ya tampoco se usan, significa, para los que no lo sepan, la masa, el gentío, el populacho que sólo conoce de los hechos, la parte superficial).
También existen las versiones mas dolorosas de la mentira que sería las calumnias, falacias o lo que normalmente se llama "Bola", que son las que causan daño y desacreditación a otros seres.

Qué la televisión está llena de paparruchas y calumnias esto está claro, que a veces, incluso los buenos amigos nos cuentan mentiras piadosas, también. Los expertos,(esos que me gustan tanto), dicen que nadie aguantaría ni un sólo día si todo el mundo dijera solamente la verdad, pura y dura, pero, si queréis mi opinión, creo que sería bonito que la gente a la que queremos y que nos quieren, no tuviera que engañarnos, pues a los únicos que engañan, es a ellos mismos.

Por otro lado, hay un tipo de gente que no aguanta la mentira, con la que tampoco me identifico, que es aquella que te lo dice todo a la cara, te guste o no te guste, te haga daño o no, pues creo que la vida ya es demasiado difícil, como para que además la gente te diga lo que piensa sin tener en cuenta el daño que pueda hacerte.
No soy partidaria de la mentira, pero si de saber decir las cosas, con las palabras justas, el tono adecuado, el cariño imprescindible y en el mejor momento posible, pues creo que es inhumano, decir según qué verdades sin pararnos a pensar que reacción podemos provocar en nuestro interlocutor.

Simplemente y supongo que ha quedado claro, no aguanto a los mentirosos pues si se pierde la confianza en alguien, es muy difícil recuperarla. 

Odio la mentira pues es de aquellas cosas que me hacen dejar de creer un poco más en la humanidad.

Por ello, espero que sigáis intentando encontrar vuestra propia manera de vivir el Slow Life, porque con vida tranquila y de calidad, nadie necesita la mentira.

viernes, 25 de febrero de 2011

Escultura francesa

O cómo dar vida a un trozo de piedra.

A estas alturas, ya debéis saber que la escultura es otra de mis pasiones. Todos los museos de París, tienen una gran cantidad de obras que merecen su propia entrada. 
 
Siempre me ha fascinado ese arte. Poder plasmar en un trozo de piedra un alma, poder darle vida aunque sea a partir de una naturaleza muerta. Poder dejar tus sentimientos en un rostro frío y pétreo. Sé que jamás sería capaz de hacer algo así, pero disfruto del arte que nuestros antepasados nos han dejado para nuestro disfrute.
Psyché ranimée par le baiser de l'Amour de Antonio Canova (Louvre)
Esta es mi obra favorita y la mires por donde la mires es perfecta. Cuántas horas durante el transcurso de mi vida habré contemplado esta obra y jamás me cansaré de mirarla.
El día que hable sobre mitología, os contaré esta preciosa y triste historia, pero por ahora, solo os diré, aunque en la fotografía no se puede ver, que la cara de ella es todo un poema. Para haceros una idea, fijaros en el rostro de Eros, si eso no es amor, es que el amor no existe. Por mi parte, creo que el amor puede salvarnos de cualquier cosa terrible y esta escultura lo resume. ¡Sin palabras!

Los primeros funerales de Louis Ernest Barrias – 1878 (Petit Palais)
El éxito de esta obra le vino a Barrias por todo lo que los rostros de Adán y Eva cuentan, mientras llevan el cadáver de su hijo Abel. Se dijo de ella que era la más alta manifestación de sentimientos en una escultura. Con esta reconstrucción de la primera irrupción de la muerte en el mundo, Barrias consigue plasmar y dar vida al mármol como pocos antes lo han conseguido. Fijaros en el rostro desencajado de Eva y en la serenidad de Adán, mientras busca las fuerzas en su interior para poder mantener en alto el cuerpo de su hijo sin venirse abajo. ¡Sencillamente genial!

Antorcha encargada para la escalera de la Ópera 1873 - Albert Carrier-Belleuse (Orsay)
¿Una antorcha? Muchos de nosotros no podemos concebir la vida sin electricidad, pero con una antorcha así, cualquiera se acostumbraría a la luz del fuego.
Esto es sólo un molde, pues las antorchas del palacio Garnier, la antigua ópera de París, son de bronce, pero ya aquí, se puede ver la delicadeza de sus manos, sus poses de ninfas, suaves, casi etéreas, como si pudieran emprender el vuelo en cualquier momento. Sus rostros perfectos y sus curvas dibujadas como la moda de aquel tiempo. ¡Maravilloso!

Psyché perdi l'amour de Augustin Pajou (Louvre)
De nuevo Psyché. No sé que tendrá este personaje que me gusta tanto. Será el sentimiento que me transmite, será la pureza de sus curvas o todo lo que siento cuando miro su rostro apenado.
Cuando la obra fue expuesta en 1785, la desnudez y la realidad de su rostro afligido hizo que el publico exigiera su retirada, teniendo que exponerla el autor en su taller privado. A veces la masa no está preparada para enfrentarse a según que emociones. Yo en cambio disfruto con los sentimientos puros, sean alegres o tristes, pues no dejan de hacernos sentir que estamos vivos.

Aurore de Denys Puech - 1900 (Petit Palais)
Esta obra tan limpia, neta, cálida, traviesa, me hace mostrar una sonrisa en mi cara cada vez que la veo. Su rostro escondido baja la mata de pelo y como se lo levanta como diciendo, ¡Eh, he llegado! ¡Despierta un nuevo día! Me fascina. Parece como si te dijera que abras los ojos y que todo puede ocurrir. Con esa sonrisa maliciosa que te transmite picardía y dulzura. Creo que a veces deberíamos levantarnos con esa expresión y hacer que nuestro día a día fuera algo mas pícaro y travieso.

Cornélie, mère des Gracques de Jules Cavelier - 1855 (Orsay)
Es una pena que no podáis ver esta obra con toda claridad, pero os puedo decir que la pureza de sus líneas no te deja frío cuando la ves. Si algo me transmite esta obra es protección. Mirad con que seguridad se coge el pequeño a la mano de su madre sabiendo que nada le va a pasar y como ella, posa su otra mano sobre el hombro del hijo mayor transmitiéndole seguridad y firmeza. Confianza. Sentimientos que cada vez se van perdiendo más en nuestra loca sociedad.

Jeune Baigneur jouant avec son chien du Dantan Aîné (Louvre)
Con tantas estatuas que hay en el Louvre, puede ocurrir, que a veces pases de largo de algunas que, en posiciones algo ocultas, te muestran escenas del día a día, transmitiéndote lo que en esa época podían sentir sus protagonistas. Con que cariño mira a su perro el chico mostrándole un pato, (espero que de juguete, aunque tiene toda la pinta de que no), para poder jugar con él. Las finas líneas de esta obra, la delicadeza de los músculos del muchacho, hace que se quiera acariciar la estatua, aunque no os lo recomiendo, pues la seguridad del Louvre es muy férrea.

Les trois Graces de James Pradier 1825 (Louvre)
La obra clásica por excelencia. Las tres mujeres más retratadas, pintadas, esculpidas, copiadas, fotografiadas del mundo. Si jamás habéis estado delante de ellas, no podéis saber lo que se siente. Si bien, la historia que cuentan es muy bonita, lo mejor es ver sus expresiones, sus curvas, su delicadeza y la poca importancia que le dan ellas mismas a su desnudez que es contemplada por millones de personas al año. Siempre he pensado que si tuviera que elegir a una de las tres, elegiría a Eufrósine, que es la musa del medio y que corresponde a la alegría, el júbilo y el placer con la que se hace el trabajo.

Victoria de Samotracia. Encontrada en el Santuario de Cabiros. Data del 190 a.c
Aunque está en un lugar privilegiado, en el centro de las escalinatas principales, si la gente no se arremolinara junto a esta obra de casi dos metros y medio, muchos pasarían por su lado sin parar a mirarla, a pesar que es una de las obras más antiguas que posee el museo.

Esta figura femenina con alas, que representa la Victoria, se posa sobre la proa de un navío, envuelta en un fino manto que se adhiere a su cuerpo dejando traslucir su anatomía. Las gasas, forman un rollo sobre el muslo derecho para caer luego entre las piernas, organizándose en distintas direcciones, mostrando como la figura se enfrenta a un verdadero remolino ascendente que quiere atraparla. Asombraos de la longitud de las alas y de cómo se disponen las plumas, también sometidas a la dirección del viento. Disfrutad de las curvas y de la delicada sensación de movimiento e inestabilidad que transmite esta obra que domina como buena Victoria a las fuerzas naturales del mar y el viento, (lo siento, debéis estar allí, para ver todo lo descrito).


Por cierto, mirar su ala, y ahora recordar el símbolo de una marca muy famosa de zapatillas de deporte. ¡No es casualidad! Dicen los rumores, que los diseñadores del logo, se inspiraron en esta obra, por su alegoría a la rapidez y al aguante del embite del mar.


¡Slow life! Buen fin de semana y muchos, muchos besos.

jueves, 24 de febrero de 2011

Hoy me tomo un descanso

Ayer estuve hasta tarde escribiendo la entrada del blog, tan tarde, que el blog me lo dio como escrito para hoy, así que creo que me merezco un descanso.

Sólo quería compartir una cosa con vosotros, Bien, no es una cosa, es una maravilla para hacer boca hasta mañana.
Source limpide de Gustave-Fréderic Michel 
Porcelana de Sèvres - 1908 (Fuente clara)


¿No os parece un objeto precioso?

¡Slow Life...y no "curréis" tanto!

Palacio de Versailles

¡Hay que verlo, para poder contarlo!


Retomando el tema del arte, la historia y la cultura, creo que el tema de hoy merece una mención especial. 

Quien haya estado en el Palacio de Versalles, comprenderá mis palabras, aunque no voy a hablaros sólo de arte, si no de la vida de los privilegiados que habitaron entre sus muros.

Todo empezó allá por el año mil seiscientos veintitrés, cuando el rey Louis XIII construye un refugio de caza de menos de ciento cincuenta metros cuadrados, para alojar a sus amigos durante su entretenimiento favorito, siendo ampliado sucesivamente hasta mil seiscientos treinta y seis. 
A la muerte del rey, en el cuarenta y tres, Versailles permanece cerrado durante ocho años, pues su sucesor, Louis XIV, tan sólo tiene cinco años cuando sube al trono. El niño, vive en París, en el Palacio Real del Louvre, pero a medida que va creciendo, decide vivir en otras residencias reales, pues ninguna le complace plenamente, hasta que en mil seiscientos cincuenta y uno, con tan sólo trece años, se enamora de Versailles. 

Tras la muerte de su regente y con veintitrés años, sorprende al gobierno tras decidir que desea gobernar en solitario, entrando en una monarquía absolutista en la cual todo, absolutamente todo, era decidido en última estancia por él. En veintiún años, Louis XIV se convierte en el monarca más poderoso de Europa, obteniendo el nombre del rey sol por todos los territorios que domina, todas las batallas ganadas y todos lo problemas solucionados, entre ellos los de la corona española que arregló poniendo a su nieto, Felipe D'Anjou como rey de España. ¡Muchas gracias Louis, esa parte estuvo de coña! (Esto es ironía...)

Bueno siguiendo, con la historia...
Versailles siguió de remodelación en remodelación, haciendo del Castillo uno de los Palacios más maravillosos de Europa. En mil seiscientos sesenta y cinco se instalan las primeras estatuas en el jardín, (hoy cuenta con trescientas setenta y dos), y en mil seiscientos setenta se construye el primer Trianon. El palacio sigue sufriendo cambios estéticos hasta mil setecientos diez que se termina la construcción de la capilla Real, pero Louis XIV no espera y en mil seiscientos ochenta y dos deja el Louvre y convierte el palacio de Versailles en la residencia oficial del rey, cosa que hace que los cortesanos empiecen a construir pequeños palacetes para estar cerca de él, y que la corte, que tenía entre tres mil y diez mil cortesanos, se instale en su totalidad alrededor de Versailles.
Un dato curioso es que en mil seiscientos setenta y nueve se termina la construcción de la galería de los espejos. En esa época, tener un pequeño espejo, te convertía en una persona opulenta, pues el material con el que estaban hechos era tan caro, que sólo los más pudientes podían tener uno. La galería de los espejos es el símbolo de la opulencia real y es la primera vez que la gente puede verse de cuerpo entero. 

No sé si en la foto se observa bien, pero... la galería mide setenta y tres metros de largo y hay más de cuatrocientos espejos. ¿Cúan millonario era Louis XIV?

Cuando muere el rey a la edad de setenta y siete años, (cosa anormal en esa época), el rey ha sobrevivido a sus hijos herederos, e incluso a sus nietos y decide que su sucesor, sea su bisnieto, el pequeño, Louis, duque D'Anjou de cinco años, convirtiéndose en Louis XV.

Su regente, a pesar que el rey ha nacido en Versailles, traslada la residencia real de nuevo al Louvre e intenta, (por suerte, sin éxito), demoler el Palacio, pues cree que de ese modo el reinado del Rey Sol (llamado por muchos como la mejor época de Francia), se eclipsará y quedará en el olvido.

A pesar que Louis XV no tiene una predilección especial por Versailles, decide trasladar de nuevo la residencia real al palacio cuando cuenta doce años, y aunque emprende varias remodelaciones y ampliaciones del mismo, él, por su parte prefiere refugiarse en los pequeños departamentos, en los áticos o en el Gran Trianon, así como en residencias colindantes al palacio. 
Tras varias remodelaciones donde se destruyen algunos edificios edificados por su bisabuelo, para edificar nuevas alas y dependencias, se construye el teatro y la opera, un proyecto parado por las escasas finanzas de la corona, pero que es inaugurado, justo para la boda de su nieto, el malogrado Louis XVI de Francia con Mª Antonieta de Austria. Él tiene dieciséis años, ella, quince.

Las remodelaciones en Versailles, son paradas durante el mandato de Louis XVI, pues, a pesar que el rey es conocido por su cultura y su intelectualidad, sólo se decide la remodelación del pequeño Trianon, para que Mª Antonieta pueda recibir a sus amigo más íntimos, y el Pueblo de Mª Antonieta, cuando se encapricha por la vida sencilla de los pueblerinos y hace construir todo un pueblo en los bosques de Versailles para poder vivir de ese modo.

Podría hablar largo y tendido de la historia de Francia, (aún no sé porqué, pero es un tema que siempre me ha apasionado, hasta tal punto que a veces, creo que tengo algo de sangre gala), pero eso nos desviaría del tema principal, que no es si no, el arte de Versailles, aunque en definitiva, todo Versailles es arte.


El palacio está dividido por dos alas que no son sino los apartamentos del rey y los apartamentos de la reina que están unidos por la galeria de los espejos y los distintos salones privados. Todas las habitaciones eran públicas aunque solo algunos privilegiados podían acceder a la vida diaria de los reyes. 



Tres veces por semana, se realizaban las recepciones de la corte, y los salones se llenan de entretenimientos para los cortesanos. El salón de la abundancia es el de las bebidas, el de Diana, el de las golosinas, el de Marte el de baile y el de Mercurio y Apolo el de la música y los juegos. La Galería de los espejos se usaba como sala de paso y allí aguardaban todos los cortesanos para ver si podían acercarse a los reyes. También se usa para algunos grandes banquetes, bodas y recepciones para los embajadores. 

El apartamento de la Reina, consta de cuatro piezas, ocupados sucesivamente por cada soberana y sufre numerosas modificaciones, lo que explica la variedad de los estilos decorativos. En este apartamento se realiza la vida “pública de las reina” y en la cama real es donde se alumbran a todos los descendientes de los reyes. Estos nacimientos son públicos para que nadie dude de la legitimidad de los hijos del rey, (cosa que era debida a las numerosas amantes de los monarcas que vivían en la corte). Sobre estos cuartos, existían otros reservados para una vida más íntima, (y visitarlos, será mi sueño jamás cumplido).

Tras la Revolución Francesa, el palacio es tomado por el pueblo y el rey y su familia obligados a trasladarse e instalarse en París. Versailles queda vacío y tras la caída de la monarquía es totalmente saqueado por la masa, e incluso en mil setecientos noventa y cinco, se realiza una subasta pública entre el pueblo de las pertenencias de los reyes, por lo que deduzco que los muebles expuestos en la actualidad, deben ser copias de los orginales.

Durante el mandato de Napoleón, este hace un intento para transformar Versailles en su palacio imperial, pero desiste y ya no se utiliza más hasta el retorno de la monarquía.

El último rey de Francia, Luis Felipe I de Orleans, (1830 a 1848), es quien encarga a su ministro la conversión del palacio en museo, en honor a "Todas las glorias de Francia"

En mil ochocientos setenta, se convierte en cuartel general del ejército de Prusia, durante el asedio a París y en mil ochocientos setenta y uno, el emperador alemán es coronado en la galería de los espejos. Durante la tercera y cuarta república es el centro de las elecciones presidenciales y en mil novecientos diecinueve se firma el Tratado de Versalles, que termina con la primera guerra mundial. 

En mil novecientos setenta y ocho es fruto de un atentado por nacionalistas bretones que destroza unas doce salas. En mil novecientos noventa y nueve, un viento que alcanza más de doscientos km/h, sopla sobre Versalles durante dos horas, amaneciendo con un espectáculo desolador. Decenas de cristales del Palacio se rompen y varias cubiertas son arrancadas. Diez mil árboles se ven afectados, de los cuales el ochenta por ciento son de especies raras, entre ellos los dos tuliperos de Virginia plantados por la mismísimaAntonieta en mil setecientos ochenta y tres, el pino de Córcega de Napoleón o el árbol más antiguo, plantado durante el reinado de Louis XIV, un roble conocido como Mª Antonieta

Actualmente Versalles es un palacio nacional puesto al servicio de la presidencia de la República, donde aún se reciben a los jefes de Estado extranjeros, siendo sede del G7 en mil novecientos noventa y dos.

¡Más de tres siglos de historia! Ha resistido atentados, revoluciones, inclemencias meteorológicas, fiestas salvajes y remodelaciones. ¡Si sus paredes pudieran hablar! ¿Cúanta historia podrían contar? ¿Cuántos misterios debe esconder en sus entrañas esta magnífica construcción de más de sesenta y siete mil metros cuadrados?, (de los cuales 50.000 están abiertos al público), ¡Qué no daría yo por poder ver esos diecisiete mil metros cuadrados que faltan

¡Cúantas voces! ¡Cúantos secretos dichos en sus ochocientas hectáreas de jardines! ¡Cúantas aventuras vividas en sus trescientas hectáreas de bosque

¡Versailles! ¡Hay que verlo, para poder contarlo!

¡Slow Life! y seguir disfrutando del día a día.

martes, 22 de febrero de 2011

Tormenta solar, abejas y las islas Marshall


El mundo está loco. Y no sólo es cosa del ser humano, si no que, parece ser, que todo nuestro alrededor se vuelve loco al unísono, por ello he querido tocar hoy una miscelánea de temas que me da la razón en cuanto a la locura del mundo.

¿Alguien podría decirme si hoy en día podríamos vivir sin las nuevas tecnologías?

Los de mi generación, aquellos que hemos estudiado con enciclopedias, los que hemos jugado en la calle, los que nos carteábamos en verano y que esperábamos a una hora para hablar por el fijo para encontrar a nuestro interlocutor en casa, si.

Pero... ¿Y nuestros jóvenes? Creéis que podrían concebir un mundo sin móviles, sin Internet, sin gps, ni sin tantos aparatos que dependen tecnológicamente de nuestros satélites?

Cuánto más avanzados somos en tecnología, más vulnerables nos hacemos, pues a pesar de toda nuestra sabiduría, dependemos de que el universo se comporte y que no nos haga una mala pasada.

Hoy leía que de aquí a once años, el ciclo solar se dirige a una período de actividad más intenso y que los científicos dicen que no se trata de si va a ocurrir, si no de cuándo va a ocurrir y qué tan grande será. Una tormenta solar potente, podría quemar los satélites, generando el caos en lugares tan distintos como la industria aeroespacial, los departamentos de defensa, las televisiones, los servicios digitales, los financieros, las agencias del gobierno o incluso causando cortes de energía que podrían durar meses, (en 1972, una tormenta magnética resultante de una erupción solar sumergió en la oscuridad a seis millones de personas en Canadá). Indudablemente la vida desde mil novecientos setenta y dos ha cambiado y mucho y ahora estamos enganchados a nuestros móviles y hacemos con ellos cosas impensables en aquel tiempo.
Lo que más fastidia es que eso mismos "expertos" dicen que no se puede hacer nada para predecirlas y menos para proteger la red eléctrica del planeta. Aunque también nos informan que no hay que entrar en pánico, pues exagerar las cosas sólo las empeora.
Dicen que si bien el tema es preocupante, se han dado cuenta que también podría ser menos grave, pues, el martes pasado, una enorme erupción solar, (la mayor en cinco años), envió un torrente de plasma ionizado hacia la Tierra. La erupción encendió auroras y perturbó algunas comunicaciones radiales, pero los efectos se limitaron en gran medida a latitudes boreales, pues los campos magnéticos estaban alineados en paralelo y por ello no ocurrió nada grave.

Así que, supongo, sólo nos queda esperar que, durante los próximos once años, los campos magnéticos de la tierra sigan alineados en paralelo, cosa que no tengo ni "zorra idea" de a que se refiere.

Por otro lado, si bien es preocupante lo de las tormentas solares, dicen otros expertos, que deberíamos preocuparnos por la desaparición de colmenas enteras de abejas. Si hemos de hacer caso a Einstein, si las abejas desaparecen, el hombre sólo sobrevivirá cuatro años.

Al parecer, esta vez, la culpa no es del sistema solar si no de un peligro mucho más nocivo para nuestra flora y fauna. Nosotros mismos.
Dicen que nuestros pesticidas y nuestros insecticidas, aquellos que protegen nuestras cosechas, actúan sobre el sistema nervioso de las abejas, causándoles la muerte en pocas horas. Dicen que en Alemania y Francia, hace más de tres décadas que estos pesticidas están prohibidos y dicen los expertos, que al parecer, nuestros agricultores, no hacen un uso correcto de ellos y los usan de manera excesiva. Pero es curioso, los insecticidas son malos, los pesticidas peores, pero en cuanto ves en el supermercado un producto ecológico o tratado sin pesticidas, su precio se duplica. ¿Alguien está dispuesto a pagar más dinero, por productos que sean consecuentes con el medio ambiente?

Que el cambio climático es el presente, eso está claro. El aumento de la temperatura, los fenómenos naturales más violentos, la crecida de las aguas o incluso la desaparición de trozos de tierra que a nadie le importa, pues nada de ella se puede sacar.

Dicen que las islas Marshall, en el Pacífico, están en peligro de hundirse bajo el océano y que esto no tardará más de noventa años, pues se prevé que el pacifico aumente su canal en algo más de medio metro, para finales de este mismo año
Estas islas, son una república independiente y sus sesenta mil habitantes, a parte de la preocupación de perder sus hogares, piensan en su desaparición como ciudadanos, pues se preguntan que derechos puede llegar a tener un desplazado, al quedarse sin estado. Ya que no es como, por ejemplo la desaparición de la antigua Yugoslavia, si no, la desaparición física de un país y esto, al parecer, no está contemplado en la ley. Aunque se ha organizado una reunión para el mes de Mayo donde personal internacional de varios ámbitos legales estudiaran el tema.
Supongo que nadie sabe que va a pasar en nuestro futuro más inmediato y creo que si alguien lo supiera tampoco lo diría. Pero lo que si sé es que cada vez estamos más condenados a vivir con esa tecnología creyendo que nada ni nadie puede quitárnosla, y que descuidamos el planeta, pues total, nosotros no le sobreviviremos. No nos importa que unas islas idílicas desaparezcan, pero si, no poder navegar por Internet, o ni siquiera antes de hoy habíamos pensado en la desaparición de las molestas abejas, pero si, de lo bien que nos iría tener un cargador único para el móvil.

Tal vez, deberíamos pensar en como estamos tratando al mundo y en como no repetir errores del pasado, y no tanto, en tener el último cacharro tecnológico para poder trabajar incluso desde la playa.

Slow life y disfrutar de este mundo, pero del mundo de verdad y de las cosas que realmente importan.

lunes, 21 de febrero de 2011

Hablando de Arte y del Museo del Louvre de París

¡¡Y Por fín el Louvre!!


Museo por excelencia donde los halla.

Si jamás habéis entrado en este maravilloso lugar que rezuma arte y cultura por cada poro que pudiera haber entre sus paredes, ni se os ocurra pensar que podréis llegar a ver ni siquiera la mitad de sus obras en unas horas. He de deciros que, por muchas veces que haya estado en París y por muchas veces que haya entrado en el Louvre, hoy en día, aún me quedan cosas sin ver. Si bien, el turista de a pie, tiene suficiente viendo La Gioconda de Da Vinci, La Venus de Milo, los Caballos de Marly y el Código de Hammurabi, por decir algunas de las obras más famosas. Os recomiendo que, si queréis disfrutar del museo, os arméis con tranquilidad y sin prisas, y dediquéis todo el día para caminar por sus eternos pasillos, tan llenos de arte, tan plenos de cultura, llenando así vuestras almas de tantos años de inspiración.

Tened en cuenta, que lo mejor es ir de miércoles a jueves y una buena hora, teniendo en cuenta que el cierre de las salas empieza a las cinco y media, son las diez de la mañana.

Cómo es imposible mostraros todas las obras que me fascinan del museo, he realizado una selección de entre mis favoritas. Hoy sólo hablaré de pintura. El resto lo dejaré para más adelante.

Hay preciosos cuadros de todos los tamaños, pero, los que más me impresionan, son los de gran formato, siendo mis artistas favoritos, Jacques Louis Davis y Ary Scheffer, los dos de estilo clásico y neoclásico.

Les Sabines arretant le combat entre les romains et les sabins de Jacques Louis David
Siempre se ha llamado a este cuadro, el rapto de las Sabinas, aunque es una manera de no ver lo que David quería pintar en realidad. No plasmaba la simple leyenda del rapto, sino a las propias Sabinas, deteniendo la lucha entre sus soldados y los soldados de Roma. Es imposible no fijarse en esta obra que mide casi cuatro metros por cinco y medio y vale la pena tomarse un tiempo para poder fijarnos en las expresiones de sus caras, aunque lamentablemente, la foto que os muestro no permita ver en toda su magnitud el cuadro.
La vestal que intenta que los soldados dejen de luchar es solo una de las protagonistas de esta gran obra. Fijaros en la mujer que alza a su hijo para que no lo maten, o la señora mayor que ofrece su propia vida, o el desespero de la muchacha con vestido rojo, o la expresión de horror del caballo de batalla. No dejéis de mirar la mujer que está agachada en el suelo, mostrando lo que la guerra hace a los niños, o la muchacha rubia que suplica por la vida de su infante. Fijaros en el soldado romano que representa el poder de Roma. Su actitud, altiva, valiente con la lanza en alto nos dice que sabe que puede coger lo que quiera cuando quiera y salir impune. En cualquier punto de estos veinte metros cuadrados de obra, en los que fijes tu vista, podrás ver un sentimiento, un alma y verás lo que el autor quiso transmitir con su arte.

Les Femmes Souliotes de Ary Scheffer – 1827
Los souliotes eran los habitantes de Souli, un lugar de las montañas de Mourgana dentro de la región del Epirus, ahora sita en el noroeste de Grecia que intentaron independizarse en varias ocasiones, sin conseguirlo, de los Otomanos. Presentaron batallas cruentas pero jamás consiguieron su propósito y al final se unieron a la actual Grecia en su guerra de independencia.
Lo que me gusta de este cuadro, es como el pintor nos conmueve plasmando la tristeza de esas mujeres incapaces de proteger a sus hijos por una guerra que ellas no han empezado. La angustia de la mujer morena sobre su hijo ya muerto, la desesperación de la muchacha que está en medio rogando a su Dios protección y el niño aterrado que se agarra a sus faldas. La desnudez de la joven de la derecha con la adolescente en brazos llorando desconsolada. Fijaros también en los rostros de las mujeres del fondo, algunas idas, algunas desesperadas y otras perplejas sabiendo que pase lo que pase, ellas y sus hijos son las que tienen más que perder. Todas esas figuras transmiten la desolación y el terror de la guerra.

Leónidas aux Thermopyles - Jacques Louis David
Mucho difiere esta obra con la imagen de los aguerridos guerreros espartanos de la película 300. Supongo que jamás sabremos la verdad de la vida de nuestros antepasados con la total certeza de saber que eso fue lo que realmente pasó.
David, no quiere representar de nuevo la guerra, como los autores de su época hacen y para diferenciarse de ellos, plasma sobre la obra, los momentos antes de la batalla, con un Leónidas reflexivo, pero con el poder que todo jefe ha de tener, añadiendo el matiz de amistad o más allá de la amistad que entre los soldados surge durante todo el tiempo que están juntos. Si esto fuera un blog de arte, os aseguro que podría explicaros, porqué sube el soldado por la pared, o incluso la alegoría que David hace a Horacio con los tres soldados ofreciendo al cielo sus coronas de laurel.

Lo bueno que tienen los museos, es que cuando una obra te gusta, (al menos en mi caso), nunca puedo terminar el día sin aprender todos los matices del cuadro y del autor.

Pigmalion y Galatea de Girodet-Trioson 1819
Si algo puedo destacar de este cuadro, es el maravilloso juego de luces y sombras que Trioson consigue plasmar con sus pinceles.
La obra muestra la leyenda de Pigmalion y Galatea y aunque me gustaría, en algún momento del blog, hablaros sobre mi otra gran pasión que es la mitología, no puedo si no deciros, que Trioson consigue mostrarnos la incredulidad de Pigmalion cuando se da cuenta que la estatua de Galatea ha cobrado vida. En el centro, Eros, pintado como ángel de amor, une a los dos personajes en un cuadro que rezuma calidez y sentimiento.

Atala au Tombeau au Funéraille d'Atala de Anne Louis Girodet de Roussy -1808
Mirad la liviana palidez del rostro frió y muerto de ella y con que pasión y sentimiento coge él sus pies, abrazándola antes de enterrarla sabiendo que es la ultima vez que va a poder tocarla. Mirad ahora el rostro del monje, la tristeza sublime que lo cubre. Todo en este exótico cuadro mantiene unido la naturaleza de los sentimientos a una alegoría fúnebre y sagrada. Girodet consigue plasmar a la perfección la muerte de la heroína Atala de la novela publicada por François René de Chateaubriand.

El arte es parte del Slow life que tanto defiendo, pues que manera más magnífica de "perder el tiempo" como algunos dirían, que llenar nuestras almas de cultura.
No me considero retrógrada ni fuera de mi tiempo, pero creo que la sociedad sería muy distinta si nos tomáramos algo de nuestro tiempo para disfrutar del arte que nos dejaron los artistas del pasado.

Dicen que los artistas son un reflejo de la sociedad del momento. Aunque viendo la evolución de la pintura, creo que, o la sociedad se ha devastado a si misma, o los artistas, (sobretodo a partir de mil novecientos veinte, con la introducción de los expresionistas, abstractistas, construccionistas o dadaistas), han querido mostrar una realidad de la sociedad con la que jamás estaré de acuerdo. Sólo un ejemplo:

Klee head of a man de Paul Klee - 1922 Arte Bauhaus  
  
Mme Edmond Caillard de Ary Scheffer - 1842 Arte clásico

Sé que son incomparables, pero... ¿Os parece de veras arte el cuadro de Paul Klee? A lo mejor, es que no entiendo de arte, pero, para mí, el artista ha de transmitir, y lo único que me transmite Klee es un gran dolor de cabeza.

Slow life y llenar vuestras almas de arte y cultura. Besitos!!!!

viernes, 18 de febrero de 2011

¡La llamaban, Guardia Civil!


Sé que hoy debía hablaros sobre el Louvre. Pero, voy a hacer un alto en el camino para contaros una historia que desearía que no se olvidara. Supongo que eso es algo que podemos hacer los escritores, escribir para que la gente no olvide.

No sé si al final mis libros acabaran en la librería, si se venderán como Best Sellers, o si algún día podré sentarme en una mesa del Corte Inglés para poder firmar ejemplares, pero, como siempre he pensado, esto no está en mi mano, si no, en la de los editores.

Yo, simplemente escribo.

Aún no soy mayor, no me considero adulta y podría decirse que estoy en un nuevo estado al que llamaríamos jóvenes-adultos. Vamos, en la transición de uno a otro. Pero supongo, que empiezo a darme cuenta que la vida pasa y que todo aquello que no hemos hecho en el pasado, con las personas que han formado parte de él, ya no podemos hacerlo, si éstas no están con nosotros.

Por ello, quisiera contaros, (aunque es una historia personal), cómo era mi abuelita. La cuento porque ya hace tiempo que no está entre nosotros y... ¡Qué puñetas! Porque quiero hacerlo.

Os preguntareis el porqué de esta entrada. Siendo sincera, ni yo misma lo sé. A veces, me siento delante del ordenador y empiezo a escribir lo que siento y hoy, es una de esas veces.

¡Qué triste es darte cuenta que podrías haber sabido mucho más, de haber sido más curiosa! Pero, supongo que a todos nos ha pasado. Cuando eres niña, poco te interesas por las cosas de tus mayores, sin darte cuenta que ellos también han tenido una vida llena de experiencias enriquecedoras.

Jamás he vivido una guerra en primera persona, (espero que el destino no me haga esa faena), y la estupidez de la juventud, hizo que nunca le preguntara a mi abuelita cómo fue vivir esa experiencia. Cómo podía levantarse cada día para ir a trabajar al ayuntamiento mientras las bombas seguían cayendo sobre Barcelona. Cómo fue tener que ser la cabeza de familia mientras su esposo, mi abuelo, (al que no conocí), perdía su tienda de fotografía a causa de los múltiples robos, perdiendo el sustento principal y teniendo que buscarse la vida con el extraperlo.
Siempre he oído decir a los míos, que a mi abuelita, la llamaban la guardia civil, por la mala leche que gastaba. Yo, en mi experiencia como niña junto a ella, no puedo decir nada malo de su persona, pues ella, cuando todo lo de la guerra había pasado, cuando la vida era mucho mejor gracias a la transición democrática, ella me enseñó a tener unas normas, a realizar una buena elección, a que todo tenía su momento, a que todo tenía su lugar y a que las cosas se hacían como decían los mayores, sin rechistar.
La llamaban guardia civil, por su mala leche, pero no le hacia falta subir el tono de voz. Tan sólo con una mirada te obligaba a hacer lo correcto. ¡Eso sí que lo he vivido en propia carne! Y os juro que le hacías caso a la primera.

Mi querida abuelita, sé que esto es un tributo a ti, por todo aquello que no te pregunté, por todas aquellas veces que no te hice caso, por todos los momentos que quise que me dejaras en paz, porque pensaba que eras una pesada retrógrada y que no sabías nada, sabiendo tanto cómo sabías.

Ella decía que el amor era sacrificio, (cosa que ya sabéis, no estoy de acuerdo), y sus palabras favoritas eran "Deber y Obligación". Pero... ¿Cómo podía pensar una persona que siguió trabajando durante los bombardeos? ¿Qué aprendió a esquivar las bombas y que jamás se escondió en un refugio, pues tenía que ser parte del sustento familiar?
Lo poco que sé de mi abuelito, es que era la parte alegre, el payaso de la familia, (con todo el cariño que supone esta palabra), el que traía la alegría en los momentos más duros del día, el que se presentaba en casa con un paraguas del que colgaban chorizos, salchichones y demás viandas conseguidas de Dios sabe donde y Dios sabe cómo. El que se enfrentaba a los anarquistas para recuperar un simple crucifijo que estaba a punto de arder en la pira, diciendo que lo usaría como cascanueces. El artista que pintaba cuadros de bailaores flamencos para que su familia no muriera de hambre, el que vendió su mejor obra, a la que tituló "Boria Avall" para salvarle la vida a mi madre, cuando casi se la lleva la difteria. El soñador, el que contaba y escribía cuentos que alegraban los oscuros días de la juventud de mi madre y de mis tíos. El creador de preciosas fotos que, si algún día tengo la posibilidad, verán la luz en una exposición que llevará su nombre. El poli bueno, que hoy día llamaríamos. Pero también, el punto de apoyo de mi abuelita. Creo que sin él, ella no hubiera sobrevivido. Creo que sin él, ninguno de ellos lo hubiera hecho. Nadie puede sobrevivir tal como era mi abuelita, si no tiene una vía de escape. Y él, estoy segura, era su vía de escape.

No sé como vivieron la guerra, tan sólo un montón de anécdotas que mi madre me ha contado y que a lo mejor, algún día, plasmo sobre una novela, porque os juro, que hay suficiente miga para escribir un libro. Pero... ¡Maldita sea! ¡Jamás me arrepentiré tanto como ahora de no haberle preguntado más cosas! Por suerte, soy de las que lo guardo todo y tengo suficiente documentación para documentarme.

¿Por qué me ha dado por escribir de algo tan íntimo, yo que tanto defiendo la intimidad personal?

No lo sé, pero aunque penséis que estoy algo loca. A veces, noto a mi abuelita conmigo y la añoro. Y hoy, como tantas veces, la añoraba. La echaba de menos, aunque sé que se pondría las manos en la cabeza al ver la sociedad que ahora nos envuelve. Aunque sé que echaría más de una de su miradas y que podría arreglar el mundo si así lo quisiera, pues a tesón, nadie la ganaba

Sé que ella podría mostrarme el camino, de nuevo. Ese camino que a veces perdemos, pero que con ella o sin ella, siempre acabamos encontrando.

No se si vuestros mayores aún viven, pero, dejad que os de un consejo. Tomaros algo de vuestro preciado tiempo para hablar con ellos. Para preguntarles, para pedir consejo, para involucrarles en vuestras vidas y para hacerles partícipes de vuestros sueños y vuestros anhelos, de vuestras preocupaciones y de vuestros problemas.

Para tratarlos como algún día desearéis que os traten.

Abuelita... ¡Esto va por ti!! Allí donde estés, sé que algún día volveremos a encontrarnos.

jueves, 17 de febrero de 2011

Hablando de arte y del Museo de Orsay de París

No fue hasta mi último viaje a París que entré en este museo. La verdad es, que con lo poca entendida de arte que soy, aunque sea uno de mis hobbies favoritos, nada me decía esta construcción, hasta que decidí entrar en ella.

El edificio que hoy alberga el museo, había sido en su día el palacio de Margarita de Valois. Pasto de un incendio en 1871, fue cedido por el estado a la Compañía de Ferrocarriles justo antes de la exposición Universal de 1900. Tras treinta y nueve años de funcionamiento, principalmente como estación y para evitar su derribo, el estado decide convertirlo en museo para poder albergar las numerosas obras de los pintores impresionistas. Podréis encontrarlo delante del Louvre, al otro lado del Sena, cruzando Le Jardin des Tuileries.

El espacio de exposición consta de tres plantas con salas amplias y luminosas y obras ordenadas cronológicamente, que incluyen maravillas de grandes autores como Manet, Monet (A estos dos siempre les confundía en la clase de historia, aunque tienen un estilo muy diferente), Van Gogh, Degas, Cézanne, Millet, Gaugin o Delacroix, entre otros muchos.
Como supongo que ya me vais conociendo, también supondréis que los pintores más conocidos por el público en general no son mis favoritos, excluyendo al gran Renoir, del cual comentaré un par de obras que siguen manteniéndome fascinada. Por ello, entre los cuadros favoritos que voy a poner, encontraréis nombres menos conocidos, como son Tissot, Cabanel, Chasseriau y el magnifico, maravilloso, fantástico, estupendo, espléndido, soberbio, Thomas Couture. ¿Queda claro que es uno de mis favoritos?

Si bien mis movimientos pictóricos preferidos son el neoclasicismo, academicismo y el realismo, si debiera escoger un cuarto puesto, este se lo llevaría el impresionismo. 

Vamos a ello. Pintores Impresionistas.
Si el impresionismo buscaba la plasmación de escenas del mundo espontáneas, pintando sus obras en el mismo momento que ocurrían, y no en un taller. Pierre-Auguste Renoir fue uno de sus genios. He escogido dos de las obras que podéis ver en Orsay de este artista.


Jeune fille assise - Renoir 1909
Lo que más me gusta de esta obra son la pureza de sus líneas que representan simplemente a una niña sentada. Me encanta la sencilla y limpia expresión de su rostro.

Bal au Moulin de la Galette - Renoir 1876
De este cuadro he de destacar como el autor plasma el gentío de una tarde de verano. Nos muestra caras dulces y suaves en primer y segundo plano, pero el fondo, esta cubierto de formas y trazadas que pretenden ser personas, y que así llegan a nosotros en un primer vistazo, para luego mirando bien, ser sólo simples trazadas rápidas de pincel.
Le foyer de la danse à l'Opera de la rue Le Peletier - Degas 1872
Otro gran impresionista fue Hilaire-Germain-Edgar Degas, aunque su estilo se desmarca del grupo, fundamentalmente por su preferencia de las escenas iluminadas artificialmente. Le apasiona el movimiento y así lo demuestra en sus múltiples obras sobre bailarinas, como esta que representa la locura de la danza en la Opera de la calle peletier, que era una escuela de danza, que fue destruida por un incendio la noche del 28 de octubre de 1873.

Pintores Realistas
Aunque la mayoría de artistas siempre tienen influencias de otros estilos pictóricos, Jacques Joseph Tissot, más conocido como James Tissot, fue uno de los mejores pintores realistas franceses. El realismo alude a la actitud del artista frente a la realidad, en la que la plasmación de ésta, no tiene que ser necesariamente una imitación, si no, más bien, una visión real de lo que ve el autor, consiguiendo representar el mundo de una manera verídica, objetiva e imparcial.
Le marquis et la marquise de Miramon et leurs enfants - Tissot 1865
En esta obra, Tissot pinta en la terraza del castillo de la familia, al marqués de Miramon que posa junto con su esposa Thérèse y sus dos primeros hijos. La distensión de la pose del marqués, las piernas cruzadas y la mirada de lado del niño, (señas de la impaciencia infantil), así como el perro bonachón o el incongruente y sofisticado bodegón de la derecha, (que no podéis ver, pues la cámara no me daba más de sí), esa es la realidad que ve el pintor en ese momento. 

Academicistas/Neoclasicistas
Las obras académicas observan unas normas consideradas «clásicas», establecidas, generalmente, por la Academia de Bellas Artes. Suelen hacer gala de una gran calidad técnica y huyen del realismo naturista, o lo que es lo mismo, los aspectos desagradables de la realidad.
Por otro lado el estilo neoclásico, da mucha importancia al personaje de la obra e intenta recuperar las huellas del pasado, exaltando los mitos romanos e identificándoles con los valores de la revolución.
 
Tepidarium - Chassériau 1853
 Théodore Chassériau sitúa esta escena en los baños de Venus Genitrix, de Pompeya. Fascinado por estos vestigios que él mismo visitó, el pintor intenta poner de nuevo a la luz, las huellas dolorosas de su población. La indolencia de las poses y de las miradas, la promiscuidad de los cuerpos lánguidos, evocan una atmósfera de harén, tiñendo la pintura con un perfume casi oriental, lleno de exotismo romántico y sensualidad colorida.
Naissance de Vénus - Cabanel 1863
Alexandre Cabanel es uno de los genios del movimiento pictórico del academicismo, que tuvo su mayor éxito con El nacimiento de Venus, donde el tema mitológico es sólo un pretexto para abordar el desnudo. Los eruditos anti academistas, o sea, los pintores rebeldes, dijeron de esta obra que la diosa aquí representada, tenía el aire de no ser de carne y hueso, sino de una especie de mazapán blanco y rosa. Yo podría estar horas mirando esta obra sin cansarme. Sus lineas puras, casi etéreas y la perfección y belleza de sus formas, absolutamente puristas e increíblemente bellas.

Y he aquí mi obra favorita de Orsay.

 Les romains de la décadence - Thomas Couture -
Me siento en el banco que, para tal propósito se encuentra en medio de la gran sala, y no puedo dejar de mirar esta obra de gran formato, que mide casi ocho metros de largo por cuatro de ancho y en la que ningún trozo de la tela está sin pintar. Por ello el artista, necesitó tres años para terminarla. 
A parte de toda la decadencia del pueblo romano, me embelesa la figura de la que creo, para mí, es la protagonista, la muchacha vestal que, estirada y agotada sobre uno de los hombres, nos suplica con la mirada que todo lo que le rodea desaparezca, (si pudiérais ver su rostro con detalle, lo entenderíais). Tampoco podemos olvidarnos de otra muchacha que aún baila eufórica a la izquierda, y del summun de la decadencia, que refleja la imagen del lado izquierdo, que nos muestra un hombre completamente ido, beodo o desmayado, que es sacado de la sala por otros dos, (es una pena que no podáis observarlo en su tamaño original, pues de esta manera os perdéis muchos detalles).
Thomas Couture fue un genio en pintura histórica, aunque esta obra constituye toda una "alegoría realista", ya que el autor denuncia la propia decadencia de la sociedad francesa de su tiempo. Evoca el mundo antiguo plasmando el agotamiento de tanta fiesta, baile y orgías en sus protagonistas, mientras los rodea de las figuras de las divinidades romanas que parecen desaprobar sus bacanales.

Cómo ya he dicho antes, podrías eternizar cualquier entrada que hablara sobre arte, pero al no querer cansaros, vamos a dejarlo hoy aquí, para seguir mañana con el museo por excelencia de París, El Louvre.

Slow Life, mis queridos navegantes.